El viacrucis por los medicamentos: la salud de los colombianos no puede esperar

El sistema de salud en Colombia ha enfrentado una crisis sin precedentes. En múltiples ciudades, miles de personas —entre ellas adultos mayores, mujeres embarazadas y pacientes con enfermedades graves como cáncer o diabetes—han soportado interminables filas en los dispensarios, aferrados a la esperanza de recibir sus tratamientos. Sin embargo, al final del recorrido, muchos se encontraron con una realidad desoladora: los medicamentos que necesitaban no estaban disponibles. La incertidumbre y la impotencia se convirtieron en parte del diagnóstico diario para quienes más urgían atención.

Desde la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC) alzamos la voz para exigir al Gobierno Nacional respuestas inmediatas. No se puede seguir postergando la solución de una problemática que ha afectado a miles de ciudadanos y puesto en riesgo sus vidas

“Colombia tiene, hasta el momento, ocho EPS intervenidas y, aunque el debate sobre la reforma a la salud continúa en el Congreso, lo más preocupante es que más de 651.000 pacientes con cáncer —equivalente al 1,28% de la población— enfrentan su enfermedad sin el apoyo mínimo que debería garantizar el Estado: el acceso a sus tratamientos”, indicó John Jairo Caicedo, presidente de la CTC.

Esta crisis no puede reducirse a un debate técnico o político entre quienes apoyan o rechazan el nuevo modelo de salud. “Los más perjudicados han sido los usuarios: la ciudadanía trabajadora, la población de a pie, los familiares de quienes sufren y no encuentran respuestas. Y como CTC Colombia, no podíamos mantenernos al margen. Fue nuestra responsabilidad ética y sindical pronunciarnos con firmeza”, añadió el presidente. 

Desde la CTC se propuso la creación de una comisión nacional de seguimiento a la crisis de medicamentos, integrada por actores sindicales, técnicos en salud, y representantes de los usuarios, que elevará propuestas concretas y realizará veeduría sobre el cumplimiento de las obligaciones del sistema.

La CTC continúa apoyando las luchas que representarán mejoras reales para los colombianos, pero también cuestionó con responsabilidad aquellas decisiones que profundizaron las brechas o agravaron el sufrimiento del pueblo.

Dura realidad en el Establecimiento Penitenciario de Mediana Seguridad y Carcelario de Leticia

El Establecimiento Penitenciario de Mediana Seguridad y Carcelario de Leticia alberga no solo a personas privadas de la libertad, sino también a servidores públicos que, con compromiso y valentía, enfrentan a diario los desafíos propios de su labor. Uno de ellos es Diego Calderón, miembro activo del sindicato SEUP Leticia, quien compartió su experiencia, marcada por el sacrificio, la convicción y la defensa de los derechos laborales.

Desde hace 29 meses, Calderón se desempeña como dragoneante en el centro penitenciario. Su jornada inicia a las 7:00 a.m. y culmina a las 5:00 p.m., prestando servicios de seguridad en los pabellones. Una rutina exigente, que demanda firmeza, entrega y un profundo sentido del deber. En sus palabras:

“No es un trabajo fácil, en el día a día uno arriesga mucho la vida”.

La decisión de pertenecer al sindicato SEUP no fue tomada a la ligera. Para él, esta organización representa una estructura con trayectoria, fortaleza y compromiso en la defensa de los derechos de los servidores penitenciarios:

“Nos ha apoyado mucho, especialmente en momentos donde el respaldo del Estado ha sido insuficiente. El sindicato garantiza nuestros derechos, y eso nos hace sentir acompañados y protegidos”.

Sin embargo, no todo ha sido fácil. Hace apenas un mes, el equipo vivió uno de sus momentos más dolorosos: la pérdida de un compañero, víctima de un atentado con arma de fuego mientras cumplía con su labor.

“Fue muy duro. Estaba descansando cuando me enteré. Al día siguiente, cuando regresé al trabajo, nos dieron la noticia. Él luchó por su vida, pero las heridas fueron demasiado graves”, recordó con tristeza.

Los desafíos en el centro penitenciario no se limitan a los enfrentamientos o disturbios internos. La infraestructura deficiente representa un riesgo adicional. Calderón explicó:

“El comandante de la parte interna debe manejar tres pabellones, pero la estructura no permite una adecuada visualización del orden público, lo que dificulta la tarea”.

Aun así, el compromiso del personal permite mantener la disciplina y el respeto por los derechos humanos.

El dragoneante también destacó la importancia de la presencia de la CTC en la región:

“Leticia ha sido una zona olvidada por muchos, y la presencia de la CTC representa un gran respaldo. Es clave que se visibilicen las condiciones en las que trabajamos. Eso nos llena de esperanza, porque sabemos que, al conocer la realidad, pueden llegar soluciones”.

Este testimonio nos recuerda que detrás de cada uniforme hay seres humanos que arriesgan su vida cada día para garantizar la seguridad y el orden. Que existen regiones apartadas donde el compromiso institucional y sindical no es solo necesario, sino vital. Y que el reconocimiento, la presencia y la acción son esenciales para construir un sistema penitenciario más justo, digno y humano.